Lago Inle – Nyaungshwe

Terminamos el trekking algo cansados, así que nos quedamos en Nyaungshwe unos días para recuperar fuerzas y seguir con nuestro viaje. Este pequeño pueblo está situado al borde del Lago Inle y rodeada de montañas. Puedes encontrar varios hostales y sitios donde comer, ya es bastante turístico y no para de crecer.

El pueblo se puede recorrer andando o alquilando una bicicleta. Nosotros callejeamos un poco y acabamos en una finca de uvas donde hacían vino. Pero antes de poder probar los vinos y ver las vistas desde el lugar, tienes que subir una generosa cuesta que te deja sin aliento.

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Bodega en Nyaungswe

En Nyaungshwe teníamos un recado que hacer. Nos dieron un paquete en Yangon para entregarlo en un convento de monjas. Encontramos el convento sin problemas y entregamos el paquete, no hablaban mucho inglés, pero entendimos que nos invitaban el día siguiente para visitar la escuela. En el convento eran casi todo niñas, huérfanas o que sus padres simplemente no podían mantenerlas.

Al día siguiente fuimos al convento cargados de libretas y lápices. Acabábamos de comer, pero nos tenían preparado todo un banquete, tuvimos que comer algo para que no se ofendieran y porque todo estaba buenísimo. Una de las mejores comidas de todo nuestro viaje. No paraban de entrar niñas con más platos de comida. Y encima solo para nosotros dos, porque ellas no podían comer a partir de las 12 del mediodía.

Cuando terminamos de probar todos los manjares. Nos sacamos fotos con las monjas. Ellas pueden tocarte a ti, pero tú no puedes tocarlas a ellas. Me costó resistirme a coger en brazos a una niña de no más de 3 añitos, era una monada!!.

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Templo de monjas en Nyaungswe

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Catando los cigarrillos

Teníamos que ver el Lago Inle, así que contratamos una excursión que nos llevó a varios templos alrededor del Lago. El más popular es el conocido como el templo de los gatos saltarines. La verdad es que los gatos que vimos estaban tumbados debajo de alguna silla. En otra excursión visitamos un pueblo flotante. Donde tenías que ir de una casa a otra en barca. Nos llevaron a una fábrica de seda y algodón, también a una de tabaco, alguna joyería donde podías comprar esmeraldas a muy buen precio y otros comercios de artesanía local.

El pueblo en sí no te ofrece mucho, pero el entorno es muy agradable y bastante tranquilo.

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