En nuestra llegada a Yangon, respiré cuando pase el control de inmigración. Teníamos vuelo de Bangkok a Yangon. En el aeropuerto de Bangkok al revisar los pasaportes vieron que en mi visado para entrar a Myanmar había corrector (tipex). Nos dijeron que nos podían poner problemas al entrar al país. Preguntamos que qué podía pasar y nos tranquilizaron diciendo que podían retenerme en el aeropuerto de Yangon con varios militares con metralletas. Me temblaba todo cuando llegué al control de pasaportes. Pero me dejaron entrar sin problemas. No sé si fue por mi cara de buena gente o porque tenía cruzados hasta los dedos de los pies.
En el aeropuerto nos esperaba un amigo que llevaba varios meses viviendo en Myanmar. Nos quedamos en la casa. El edificio por fuera no tenía muy buena pinta, pero nos llevamos una grata sorpresa cuando abrió la puerta y vimos lo increíble que estaba la casa.
Esa misma noche visitamos la Shwedagon Pagoda, es impresionante. La estupa principal tiene 100 metros de altura y está cubierta con un baño de oro. Es una de las más importantes de Myanmar. Había mucha gente rezando o haciendo algo de visa social. Las pagodas y los templos son además lugares de reunión. Después de visitar este templo fuimos a comer a un sitio, donde la comida era increíble, pero no recordamos el nombre. (David! Si lees esto comenta).
Al día siguiente, salimos a pasear por el centro. Fuimos a uno de sus muchos parques. Porque en Yangon hay muchas zonas verdes, la ciudad es más grande de lo que esperábamos y muy organizada, fue colonia británica.
A la vuelta de nuestra ruta por Myanmar, visitamos un mercado donde compramos algún souvenir. Ese mismo día volvíamos a Bangkok, así que no dio tiempo a mucho más.