Volver a Bangkok desde Hanoi fue como volver a casa. De nuevo la maravillosa comida tailandesa con sus curries y sus sopas a base de leche de coco, sus templos budistas con sus detalles dorados brillando al sol, la cerveza Chang, poder comprar con tranquilidad sin que el vendedor de turno te agobie nada mas poner el ojo en su tienda… Hasta me alegré de volver a ver a los conductores de tuk tuk, y esta vez sí que me di cuenta de lo simpáticos que son en comparación con los conductores de moto de otro país que yo me sé… Bueno, ya está bien de comparaciones :-p
Tres días que volví a pasar en la capital mas contaminada de Asia y me sentó poco menos que como estar en un oasis en el desierto. Eso sí, gracias a Dios conseguí un hotel económico con aire acondicionado, porque los 40 grados en la calle eran difíciles de soportar. Esta vez y a pesar del calor conseguí visitar China Town y el Wat Arun (Templo del Amanecer).
Pero decidí que me merecía un descanso a lo grande, así que empecé a buscar posibles destinos playeros de nuevo en el sur de Tailandia. Como la costa del Andamán ya la había conocido, me pareció mas adecuado esta vez elegir un destino del Golfo. De las tres islas más famosas del sureste, Koh Tao es la más tranquila. El único problema es que es una isla de destino casi exclusivo de buceadores y muchos alojamientos sólo permiten quedarse a gente que viene a bucear.
Así que pensé, ¿por qué no convertir este pequeño inconveniente en ventaja? En el hotel pregunté cuánto salía un curso de submarinismo open water (4 días). Yo sabía que Koh Tao tiene fama de ser uno de los sitios más económicos para aprender, pero tan barato?!!! Por el equivalente a 200 euros me ofrecían el título incluyendo transporte a la isla y alojamiento 4 noches en una cabaña doble. ¡Una ganga! Por supuesto no me lo pense dos veces.
Koh Tao es una isla preciosa, bastante del estilo de Koh Lanta (primera isla donde estuve en Tailandia), con sus bungalows y restaurantes literalmente a orillas del mar, ya que por las noches los restaurantes ponen mesas y sillas que se llegan a mojar cuando la marea sube un par de horas más tarde.
Los 2 primeros días de curso fueron para mí como volver a la escuela. Cinco lecciones de teoría a base de videos, cuestionarios y examen final… Bueno, pero ya el segundo día por la tarde nos toco la sesión de buceo en aguas confinadas (alias piscina). Aunque al principio interesante por ser la primera vez que uno respira debajo del agua, tras 2 horas se empezó a hacer pesada. Salimos del agua a las 3 horas y media con la piel de los dedos a punto de caersenos.
Sin embargo, los 2 últimos días del curso compensaron tanta teoría intensiva. Cuatro inmersiones de hasta 18 metros de profundidad viendo arrecifes de coral y peces de todos los colores. ¡Una maravilla! En mi último día en Ko Tao visité una islita cercana. Son dos montañas pequenas cubiertas de selva tropical y unidas por un trozo de playa de 12 metros de ancho. Entras en el agua con gafas y tubo y tras nadar 10 metros ¡ya estás viendo coral!
En Koh Tao compré un paquete barco + furgoneta con destino a la última ciudad de Tailandia antes de la frontera con Malasia. ¡Pfff! ¡el viaje se convirtió en otra odisea! Toda la noche en el barco y 10 horas de furgoneta con las rodillas apoyadas en la cabeza del de alante. Pero al final conseguí llegar a la frontera sin mayores complicaciones.
La entrada en Malasia fue suave. No problems. La furgoneta me dejó en la puerta de inmigración, no hubo que pagar visado, un bus malasio me recogió al otro lado de la frontera y me llevó al centro de mi siguiente destino: Kota Bharu (“la ciudad islamica”).