Estoy en Savannakhet, mi destino más sureño de Laos. De aquí giro al este rumbo a Vietnam, pero antes de ello daré otro paseo de 3 días por los alrededores de la ciudad. Hay un parque natural muy recomendable y haré un tour organizado junto con un holandés y una alemana que conocí en Tha Khaek. Llevamos más o menos la misma ruta y hemos decidido viajar unos cuantos días juntos.
Calle de casas coloniales en Savannakhet
En Tha Khaek al final decidí no alquilar moto durante 3 días porque salía un ojo de la cara (muy espabilados los thakhaekeños): ¡15 dólares el día! En Vientián se conseguía la moto por 4 dólares… Ellos dicen que la alquilan tan cara porque las carreteras de la zona están hechas polvo y la gente destroza las motos. Al final alquilé un sólo día e hice un tramo pequeño de la famosa ruta que todo el mundo hace. Cuadró que estaban arreglando la carretera, así que estaba bien pisada y no tuve ningún problema. Bueno… por parte de la carretera, porque por parte de la moto, me dejó tirado en el punto más alejado del pueblo. Aquí me sorprendió la hospitalidad de los locales. Un chico me llevó a su casa y le cambió la bujía a la moto. ¡Gratis! No aceptó ni una pequeña compensación por la bujía nueva… Muy agradecido, la verdad.
¡Máxima hospitalidad! Un señor me cambia la bujía rota ¡gratis!
La excursión estuvo muy bien. Unos paisajes impresionantes con campos verdes y montañas de piedra caliza. Hay un montón de cuevas y visité 2 de ellas. Por un dólar conseguí un guía que me llevó a la primera cueva. Muy bonita con un lago dentro y unos colores muy vivos. También había batmans. El guía era ciego de un ojo, seguramente debido a esos gusanitos tan desagradables que hay en Laos en las zonas de agua estancada. Se te meten por la piel del pie y pueden causarte un destrozo. La segunda cueva era turística y estaba iluminada, así que no estuvo muy allá, aunque me impresionó que por dentro de la cueva corría un río.
Vuelta en moto por Tha Khaek – Venta de ticket para las cuevas
Y bueno, el pueblito en el que estaba tampoco tenía mucho que ofrecer, al igual que en el que estoy ahora. Tiene de curioso que hay una iglesia cristiana. Lo que más me ha llamado la atención de estos últimos días es que la gente te mira como si fueras extraterrestre. No hay muchos turistas y los locales parece que no están muy acostumbrados a ver bichos raros como yo. Los niños te miran con los ojos como platos e incluso viéndonos por detrás ya se dan cuenta que eres guiri y empiezan a gritar “Sabadii, sabadii” (hola hola). Pero donde ya me dio complejo de pantalla de cine fue cuando llegué hoy a la estación de buses para pillar el que iba a Savannakhet. ¡Todo el mundo callado mirando hacia mí! Por cierto en la estación había puestitos de comida que vendían desde ardillas hasta vampiros. ¡Toda una experiencia culinaria!