Good morning Vietnam!

¡Título fácil donde los haya!, aunque para mí lo de “good” es más que irónico. ¡Qué pesadilla de día!

Estaba tranquilamente alojado en Sepón – Laos durante 3 días sin nada que hacer. Pensaba que había más cosas que ver por allá, pero en realidad todo lo que hay son un par de tanques, un par de fachadas en ruinas de la época de los bombardeos y para de contar. Total, que en una tarde en moto me vi todos los alrededores. ¡Y todavía me quedaban 2 días! El problema es que no podía cruzar la frontera hasta 2 días después, ya que la fecha de entrada del visado vietnamita la tenía para el día 12.

Tanque - Ruta Ho Chi Min

Tanque abandonado de la época de la Ruta de Ho Chi Min

Y Sepón era el lugar menos indicado para quedarse 2 días estancado. 0 internet cafés, 0 teléfonos, 0 supermercados, 1 mercado de mala muerte y 2 “restaurantes” estilo la abuela cocina, uno con ratones corriendo por todos lados y el otro con platos tales como “arroz con hormigas”. Conté hasta 13 en mi plato… O sea que al final me acabé alimentándo a base de sandía y plátanos con leche condensada (lo cual tampoco esta mal del todo jeje).

Desayuno en Sepón

Desayuno “nutritivo” y cliente “contento”

Mi único pasatiempos durante los 2 días de Sepón fue jugar al solitario. Otro pasatiempo de Sepón, pero no para mí, sino para los seponeros, era mirarme cada vez que salía a la calle. Por supuesto con los ojos como platos. Yo creo que soy el único falang que me he quedado en ese pueblo tanto tiempo. Me puse a mí mismo el mote de “falang superstar” y ya me hago una idea de cómo se siente gente como Antonio Banderas cuando salen a la calle.

Lo que sí vi fue a algunos falang que estaban por allí, pero no de turistas, sino buscando minas. Por lo visto la zona de Sepón está aún llena de minas de la guerra y hay voluntarios que se dedican a detectarlas y desactivarlas.

Bombas como material de construcción

Bombas como material de construcción

Y bueno, llego por fin el gran día de cruzar la frontera. Estaba tan entusiasmado que me desperté a las 6 y media de la mañana. A las 8 ya estaba en la furgoneta en la que recorrimos los 30 km que separan Sepón de la frontera. Ningún problema. En inmigración tuve que hacer un poco más papeleo de lo esperado, pero también me fue bien y, aunque tardé cerca de una hora, no me cobraron nada por sellarme el pasaporte.

Frontera Laos - Vietnam

¡Por fín! La frontera con Vietnam

Pero entonces empezó el infierno… Un montón de furgonetas estilo Toyota Hiace pero de “hiace” lo menos 25 años esperando por mí. Al principio me decían hasta Hue (250 km) 15 dólares por cabeza. ¡15 dólares! Casi me doy la vuelta. ¡Por ese precio te recorres media Tailandia! Al final conseguí reducir el precio a 8 dólares.

El trayecto bastante bien y la verdad que bonito. El chófer paró y nos consiguió el almuerzo por un módico precio, nos invitó a pan, etc. Muy bien, la verdad. Pero entonces llegamos a una ciudad que no era Hue, sino Dong Ha, a medio camino. Y ahí fue donde me la metieron. Me dijeron que tenía que bajar de la furgoneta y yo quería decirle al chófer que si hacíamos trasbordo no iba a pagar ni un duro más, pero justo antes de que abriera la boca apareció uno de la misma “empresa” y me llevó a ver el mapa en la “oficina” para enseñarme mi trayecto, dónde estaba Hue y tal y cual. Cuando salí de la oficina, la furgoneta ya se había ido. Primero me dijeron que en Dong Ha no hay parada de buses regulares (mentira, pero como no había comprado guía de viajes antes de entrar en Vietnam, no pude comprobarlo). Sin guía no me quedaba otra que creerme lo que me decían. En fin, ellos me llevarían en moto 2 km por 1 $ hasta la estación de furgonetas que van al sur. Una vez allí me tocó esperar a que viniera la próxima furgoneta y, ¿a que no adivinan cuánto me costó el resto del trayecto? Exactamente otros 8 dólares. Y ahí no acaba la cosa. Cuando llegamos a Hue no nos dejaron en el centro, sino a 10 km, en la estación de furgonetas de Hue. Me quedaba por delante otro trayecto en moto suicida por 1 $ más. Cuando pregunté en la oficina de turismo de Hue, me enteré de que el trayecto total se hace por unos 6 dólares. Yo pagué 18…

Y da igual que te quejes. Me quejé antes de coger la segunda furgoneta de que la primera me había dicho que me llevaba hasta Hue. Ellos se limitaron a decir que los anteriores eran la mafia y claro, que ellos eran los buenos. Me dijeron que siempre hay que pedir ticket. Y yo pensando: ¡Ah!, y la mafia me deja en la puerta de tu casa, que casualidad. Bueno yo callado la boca. Cuando me fui a montar en la segunda furgoneta tampoco me dieron ticket. Entonces salté. Tú tanto que dices de ticket y aquí tampoco me das ninguno, ¿no? Bueno, el tipo le dijo algo al chófer y el chófer sacó un papel y escribió “Ticket a Hue = 7,5 dólares” y me lo dio. ¡Toma, por tolete! Bueno, por lo menos sabía que esta vez me iban a llevar a Hue.

Motos en Hue

Llegada a Hue. Parece que hay unas cuantas motos.

En fin, una odisea. Por lo menos sobreviví el viaje para poder contarlo, porque si yo pensaba que en Tailandia y Laos había kamikazes en la carretera, éstos de aquí son directamente conductores suicida. En una de éstas el tipo fue a adelantar a 2 buses con el cacharro de furgoneta que teníamos y en sentido contrario venía un camión que yo no hubiera adelantado ni a una Vespino…

Vamos a ver qué más aventuras me depara este país, pero tiene pinta de que van a ser unas cuantas. Por ahora las estoy afrontando con algo de mal humor, pero seguro que en el futuro me río con las anécdotas.

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