La primera parada después de Hue fue Hoi An, unos 140 km al sur. La arquitectura de Hoi An es lo que atrae a los turistas, con casas antiguas preciosas. Muchas de ellas son privadas y los dueños te cobran 1 dólar por verlas, pero la mayoría son tiendas, casi todas sastrerías, zapaterías o tiendas de sourvenirs. Y por supuesto cada vez que pasas por delante de una de esas tiendas te oyes “¡hola señor!”, “¡cómpreme algo!”, “¡entre en mi tienda!” y cosas por el estilo que está bien oirlas durante un par de horas, pero no 10000 veces al día.
Como la hermana del moto-guía que me llevó a Hoi An es dueña de una sastrería y me iba a hacer un “precio especial” me decidí a hacerme un traje a medida. ¡No quedó mal! Traje y camisa a medida por unos 80 euros al cambio. Y la banda del pantalón pone “Boss”! 🙂
Como parte del viaje en moto a Hoi An los chicos también me llevaron a ver My Son, que son ruinas Cham patrimonio de la Unesco en un valle muy bonito. Las ruinas pueden impresionar si no se ha visitado Sukhothai o Ayutthaya (por no hablar de Bagan o Angkor Wat), pero tras haber visto algunas de las anteriores para mí no resultan tan impresionantes. Además los 30 km que separan Hoi An de My Son fueron, ida y vuelta, pasados por agua. La verdad que no hubo mucha suerte con el tiempo en Vietnam: exceptuando los 3 primeros y últimos días, estuvo bastante feo.
Tras los 3 días en Hoi An tocó embarse en una pequeña odisea rumbo a Halong Bay: 4 horas en bus hasta Hue, 3 km de caminata con 22 kilos de mochila hasta la estación de trenes, 3 horas de espera, 11 horas de tren nocturno hacia Hanoi sin apenas pegar ojo, acto seguido ruta turística de 6 horas en moto por Hanoi, 4 horas en bus local hacia Halong Bay y por último 8 km de paseo con 22 kilos de mochila y con uno de los peores cabreos de mi vida.
La historia del cabreo tiene su gracia a toro pasado. Es como sigue: normalmente se contrata en Hanoi un tour de 3 o 4 días por Halong Bay todo incluido. Te suben a un bus con aire acondicionado junto con otros 40 guiris y te dejas llevar. Sin preocupaciones. ¡Pero no! Había que viajar de forma independiente porque ¡si no no tiene gracia! Decidí que los chicos del tour en moto me dejaran en la estación de buses para coger el bus local hasta Halong City y una vez allí contratar en el muelle un viaje en barco por la bahía. Para empezar, el chófer y el ticketero del bus evidentemente no hablaban nada de inglés. Cuando pregunté por el precio (por señas) el ticketero me dijo 50000 dong (5 dedos). Yo le dije no no, 30000 (3 dedos), que era el precio que decía la guía Lonely Planet. Él me dijo sin mirar el número de dedos que yo tenía levantados “ok ok” a la vez que cogía la mochila sin darme tiempo a pensármelo dos veces. Cuando llevábamos una hora de camino, el ticketero empezó a cobrar. Al llegar a mí, levantó de nuevo los 5 dedos de su manita. A ver como le decía yo, primero, que le iba a pagar cuando llegáramos a Halong City (para que no me votaran en ninguna otra parte como mi primer día en Vietnam) y, segundo, que le iba a pagar sólo “3 dedos” como habíamos “acordado”. El tío enseguida se pensó que no le quería pagar y empezó a gritar como un desquiciado. Gracias a Dios había una chica sentada delante mío que chapurreaba 3 o 4 palabras en inglés y me dijo que ella iba a Halong City, por lo que al menos seguro que el bus se dirigía hacia allí, así que decidí que podía pagarle sobre la marcha, aunque los 3 se tuvieron que quedar en 4 y medio. Cuando llevábamos algo menos de 4 horas en el bus, el chófer paró y gritó “¡Halong!”. Yo por la ventana no veía ningún barco de los que había visto en las fotos de Halong Bay. Me quedo mirando a la chica que me había dicho que el bus iba a Halong City y ella, con cara de confundida, me dijo “no te bajes aquí que todavía queda un rato” y empezó a discutir con el chófer. Yo le dije al chófer que yo me bajaba donde se bajara la chica. El ticketero se limitó a gritar otra vez “¡Halong!” señalando por la ventana. Acto seguido cogió mi mochila y la tiró a la calle, mientras la chica le iba pegando gritos de impotencia. Cuando me bajé me encontré con que un señor le daba al chófer unos 100000 dong, aunque no se subió al bus. El bus arrancó. Aunque ya intuía lo que iba a pasar a continuación, en un desesperado e ingenuo intento de confirmar que me habían dejado en el sitio correcto, me acerqué al señor que le había pagado 100000 dong al chófer del bus abriendo mi Lonely Planet por la página del mapa de Halong City y le pregunté señalando el punto que decía “estación de buses”: “¿estamos aquí?” Él me dijo: “No, señor, ésta es la estación de buses “antigua” y usted está en la “nueva” que está más o menos aquí” y señaló un punto fuera del mapa a unos 8 km del pueblo. “¡Pero está usted de suerte! ¡Nosotros les podemos llevar en moto hasta el centro!”. Lamentablemente, lo único que tenía en mi mano era la guía Lonely Planet. La tiré con todas mis fuerzas al suelo a la vez que también con todas mis fuerzas gritaba en mi lengua materna “¡$%&#!, ¡#@$%$&$$$$$$$$$$!”. El señor y los motoristas no se lo esperaban y dieron un pequeño salto del susto. Cogí la mochila y me puse a andar. Me qudaban 8 largos kilómetros de caminata por delante, de los que unos 5 se me pasaron volando del cabreo que me cogí. La guía Lonely Planet se quedó allí, destrozada. Supongo que la consiguieron remendar y la vendieron. Tampoco me quedó mucha pena de perderla, ya que venía recomendado hacer el viaje a Halong Bay por cuenta propia. Esa fue, por cierto, la última guía Lonely Planet que he tenido en mi vida. Mi recomendación es que en Vietnam, lamentablemente, todo hay que hacerlo en tours organizados si no quieres aprender a odiar el país.
Bueno, ¡ya me he desahogado! Por suerte, cuando llegué a la ciudad, encontré un hotel que estaba bien de precio y sobre la marcha me ofrecieron un tour de 3 días en barco por la bahía que, si bien era algo carito, no resultó estar nada mal. Las fotos lo dicen todo: Halong Bay es precioso y el único fallo que tiene es que está en Vietnam. El tiempo no estaba para meterse en el agua, pero las nubes y la niebla le daban al paisaje un tono místico bastante interesante. La cantidad de porquería flotando en el agua tampoco invitaba al baño. La Unesco debería de meter un poco de caña (si no lo hace ya) con el asunto de la basura flotante, aunque no sé si logararía concienciar a la gente. El principal problema es que en Halong Bay vive bastante gente en poblados flotantes y las condiciones de vida son ya lo bastante duras como para encima exigirles la limpieza, aunque no estaría mal que parte del dinero que dejan los turistas se destine a financiar un servicio de limpieza y recogida de basura.
La primera noche dormimos en el barco y la segunda en una isla, que por lo visto es bastante parecida a la isla de Parque Jurásico. Lamentablemente la excursión no incluía ningún paseo por la isla y sólo hicimos noche en el pueblo, que, todo sea dicho, era de lo más feo y de lo mas turístico que te puedes encontrar. Nada más desembarcar en el pueblo, otra “simpática” vietnamita nos metió la estafa de vendernos agua embotellada, pero que no era potable. Las hijas de su madre sellan las botellas, pero en realidad es agua del grifo. Bueno, esa fue otra maravillosa experiencia más que añadir a nuestra ya larga lista de 10000 razones para venir a Vietnam. Lo que esta vez nos pareció un poco fuerte el hecho de que jueguen con la salud de los turistas. Menos mal que nuestro guía se dignó a decirnos que no la bebiéramos, aunque sospechosamente nos lo dijera un rato después de haberla pagado…
Bueno, como el post ya se nos hizo un poco largo, dejamos para otro momento la segunda parte, que incluye nuestro paseo por Hanoi y las aventuras con las tribus de montaña en Sapa.