Un paseo por Yucatán (1ª parte)

Ándale! Que buena que estuvo la buceada en Cozumel! Mejor incluso que en la Gran Barrera!

En la primera inmersión éramos solo el guía y yo. Bajamos a 24 metros. Yo en teoria sólo puedo bajar hasta 18 metros, pero en México no es necesario que la teoría y la práctica coincidan del todo. Así que con la excusa de que el Caribe tiene una visibilidad de hasta 50 metros, nos saltamos la regla.

Aguas cristalinas del Caribe

Aguas cristalinas del Caribe

Y valió la pena! La primera cosa que me llamó la atención fue, por supuesto, el color del mar antes de saltar de la chalana. Aunque su color turquesa es más que famoso, no dejas de quedarte con la boca abierta cuando por fin lo tienes delante. Hay que verlo para creerlo!

Una vez bajo el agua, la segunda cosa que me llamó la atención fue la pedazo de corriente que había ahí abajo! Era como estar flotando en un río. Prácticamente imposible nadar a contracorriente. En una de éstas el guía, que iba por detrás de mí, me llamó para que viera algo, lo que suponía regresar remontando la corriente unos 10 metros. Tardé como 2 minutos en llegar a donde estaba él! Y el esfuerzo me costo perder la mitad del aire de mi botella!

Pero valió la pena. Lo que había era un tiburón de 2 metros y medio durmiendo la siesta en una cueva! También vimos un mero enorme y un banco de barracudas.

La segunda inmersión, que no fue tan profunda, fue en cuanto a vida marina aún más espectacular. Vimos una langosta enorme que enseguida se fue dando brincos para meterse debajo de una roca y un sinfín de peces de todos los colores y tamaños. Conclusión: si vas a Cozumel, tienes que ir obligatoriamente a bucear.

Aunque de mala gana, dejé la isla al día siguiente por la mañana rumbo a Tulum. El barco iba a Playa del Carmen, un sitio horroroso con una playa espléndida. Lo de horroroso va porque se está transformando en un segundo Cancún, lleno de hoteles y de guiris. Tiré lo más rápido posible hacia la parada de buses para pillar el primero que saliera hacia Tulum.

Ruinas Maya de Tulum 2

Ruinas Maya de Tulum

Tulum sí que está guapo. Es una de las mejores playas de Mexico y tiene unas ruinas mayas directamente junto al mar. El pueblo está a unos 2 km de la costa y en la playa cerca de las ruinas no dejan construir hoteles, por lo que sólo te puedes alojar en cabañas.

Como no hay ni pueblo ni hoteles cerca, la tranquilidad es absoluta y el paisaje conserva su encanto original. Las cabañas van desde 20 dólares hasta unos 150 dólares la noche. Adivinen por cual opté yo, jeje.

Mi cabañita en Tulum

Mi cabañita en Tulum

Iguana en las ruinas de Tulum 2

Iguana en las ruinas de Tulum

Las de 20 dólares (Cabañas El Mirador) están en realidad en el mejor sitio: pegado a las ruinas. Así que lo que pagas es el honor de dormir a 10 metros del Caribe y a 5 minutos de las ruinas. Y eso es lo único que pagas, porque de resto, los baños, aparte de estar a 200 metros de las cabañas, son un verdadero asco. No voy a dar detalles, pero sólo diré que estuve 3 días sin sentar mis posaderas en ese sitio y que minimicé el número de veces que tuve que ir a ducharme. Y las cabañas son simples a más no poder: un colchón putrefacto en medio de 4 paredes a base de palos con techo de palmera. Durante los 3 días no paré de pedirle a Dios que por favor no me cayera ninguna tormenta. Mis plegarias fueron escuchadas. La experiencia de Tulum fue una maravilla, pero se vio ligeramente atenuada por haber dormido donde dormí. Es mejor pagar un par de dólares más por una cabaña más decente o directamente dormir en el pueblo.

Ruinas Maya de Tulum 4

Ruinas Maya de Tulum

Valladolid es una pequeña ciudad colonial de camino a Mérida. Ahí aprendí que un destino apriori no demasiado interesante puede convertirse en uno de los mejores si cuentas con el alojamiento perfecto. El hostal La Candelaria es el sueño de cualquier mochilero (de más de 25 años): un albergue multicolor en una plaza preciosa y tranquila con un jardín interior de lujo donde puedes tumbarte en una hamaca a la sombra de los árboles, ver TV por cable o simplemente charlar con la adorable dueña o con el resto de viajeros. La verdad que dormir en un sitio así te cambia positivamente los ánimos.

Calles de Valladolid 1

Calles de Valladolid

Impresionante cenote cerca de Valladolid

Impresionante cenote cerca de Valladolid

Pero no sólo el hostal ha hecho que Valladolid se lleve un sobresaliente; sus calles tranquilas con casas coloniales de todos los colores y su maravillosa gente, que no deja que el pequeño turismo que pasa por la ciudad afecte a su tradicional estilo de vida, se merecen por sí solas la mejor de las notas. Además a unos 5 km de Valladolid hay 2 cenotes que te dejan flipando. Es la mejor forma de refrescarse cuando fuera, al mediodía, hace un calor infernal.

En Valladolid conocí a Santiago, un uruguayo con el que hice enseguida muy buenas migas. El señor Santiago se pega todo el año currando de ingeniero agrónomo para luego, en invierno (nuestro verano), darse una vuelta de 40 días por algún lado. El hombre es una fuente de información increíble, ya que se ha recorrido todo Latinoamérica. Y casualmente lleva mi misma ruta, aunque con un día de antelación, por lo que cuando llego a un sitio, lo primero que hago es buscar a don Santiago para que me recomiende dónde ir a comer o qué hacer en el pueblo.

Calles de Valladolid 3

Calles de Valladolid

Otra cosa que aprendí en Valladolid es que los mexicanos se duchan de manera diferente a los europeos. Me di cuenta cuando fui a comprar gel:

– Hola, tiene gel de ducha?
– Mande?
– Gel de ducha
– Lo qué de ducha?
– Gel
– Usted de dónde es?

Por lo visto usan una pastilla de jabón. Por cierto, se ahorra bastante!
Un saludo desde Campeche!

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