Siendo hombre de pueblo me siento orgulloso de haber sobrevivido los últimos 10 días del viaje. Y es que comprimir la visita a 3 de las ciudades mas grandes de Asia en tan poco tiempo sólo se me ocurre a mí! He pateado lo más grande, viajado en los metros mas modernos, visto algunos de los edificios mas altos del mundo y comprado en centros comerciales de 10 plantas con sólo Dios sabe cuantas tiendas. He degustado platos chinos, coreanos, malasios e indios y he visto tanta gente de tantos sitios distintos que a ratos a uno se le olvida en que continente está.
Kuala Lumpur
Kuala Lumpur es un el ejemplo de cómo 3 religiones distintas pueden convivir perfectamente de forma pacífica (que casualidad que el cristianismo no sea una de ellas). Aunque la religión predominante es la musulmana, la pequeña China y la pequeña India son ejes importantes de la economía de la ciudad. De hecho yo dormí en Chinatown y comí casi exclusivamente en la pequeña Ïndia!
En cuanto a turismo no me volví muy loco y me limité a visitar las torres Petronas, la mezquita nacional, el museo de arte islámico, las cuevas Batu y, cómo no, unos 10 centros comerciales elegidos al azar de entre los cientoypicomil que hay en la ciudad.
Las Petronas son impresionantes. Se puede subir gratis hasta el piso cuarenta y algo, que es donde esta el pasillo que une las dos torres. La vista desde arriba está muy bien, aunque supongo que no tan bien como la del piso ochenta y pico que es el mas alto.
La visita a la mezquita nacional y al museo de arte islámico fue muy instructiva. En la mezquita me dieron folletos de introduccion al islam y en el museo te encuentras todo tipo de cosas relacionadas con el mundo islámico. Muy interesante!
Las cuevas Batu son cuevas de caliza del estilo de las que ya había visto en Laos y en Halong Bay, pero éstas tienen la peculiaridad de ser un destino de peregrinación hindú y están llenas de pequeños templos. Para entrar en las cuevas hay que subir unas escaleras bastante largas custodiadas por una estatua dorada de por lo menos 30 metros de una diosa hindú. Unos 40 macacos de cola larga colaboran en la vigilancia las escaleras.
Kuala Lumpur no es tan cara como me esperaba. El transporte público me dejó flipando. Está relativamente tirado de precio, es muy fácil de usar y es ultramoderno! Hay un monorail que circula a unos 15 metros por encima de la ciudad.
[ver entrada de visita express a Kuala Lumpur en 2015]
Singapur
Mi entrada en Singapur fue algo fuera de lo común. En la frontera nos hicieron bajar del tren y pasar por un control de seguridad y de pasaporte en una especie de terminal estilo aeropuerto. Mientras tanto los policias de inmigración soltaban perros rastreadores dentro del tren. En Singapur y en Malasia el tráfico de drogas lleva pena de muerte. Ah! y en la isla es ilegal ser homosexual!!!
La siguiente impresion de Singapur fue lo impoluto que están sus calles. Claro, con una multa de 1000 dólares por tirar un papel al suelo a ver quién es el guapo que se atreve. Otra cosa que me sorprendió fue lo pequeña que es la estación de trenes. Como ciudad de pasado colonial y punto estrategico para el comercio internacional me esperaba una megaestación, pero al llegar me encontré con que sólo hay capacidad para 3 o 4 trenes… Se ve que el comercio es exclusivamente marítimo.
En Singapur el idioma oficial es el inglés, pero a la hora de la verdad en la calle todo el mundo habla otra cosa, ya sea chino, hindú o malasio. Sólo cuando hablan dos personas de distinta raza usan el inglés y casi todos los carteles en la calle están escritos también en chino, en malasio y a veces en hindú.
Sólo estuve 4 días en Singapur, de los cuales 2 se dedicaron casi por completo a ver centros comerciales. Yo pensaba que Kuala Lumpur no podía ser superada en cuanto a concentración de centros comerciales hasta que fui a Orchad Road en Singapur. Hay mas tiendas que gente! Yo andaba a la búsqueda de una cámara nueva y aquí va una pequeña anécdota:
“La electrónica en Singapur es una ganga, pero el problema es que nada tiene los precios puestos y por lo general el precio que el vendedor te da al principio es desorbitado. Cuando dices que es muy caro te baja el precio a un 80% y cuando dices que te vas automáticamente ya se queda en un 60%. Partiendo de la base de que te mienten con el precio ya te da miedo que te la vayan a pegar con cualquier otra cosa.
La estafa estrella que todo turista se aprende como si fuera el padre nuestro es la de la garantía internacional. Te reducen tanto el precio para que no le compres a la competencia, que se ven forzados a venderte la cámara con una garantía local que no te vale en tu país. Por supuesto se las arreglan para que tú no te des cuenta.
Pues bien, después de 2 días de comparaciones me decidí por una tienda en la que el vendedor tenia pinta de ser un tío serio. No podía ofrecerme los precios de otras tiendas, pero el hombre desprendía seriedad y me resultó de confianza. Error! No te fies ni de tu madre (si vende cámaras en Singapur, y menos en Hong Kong).
El tipo lo primero que nos dijo es que la competencia no te daba la garantía internacional y por eso se permitían bajar tanto los precios. Con esas palabras ya quedaba claro que por lo menos con la garantía no me la iba a pegar. Opté por la Nikon D40. Cámara con objetivo, mas otro objetivo zoom con antivibración, mas bolsa, mas 2 tarjetas de 1 giga, mas batería extra me salió por 700 euros, que no esta nada mal. El precio mínimo en Europa de todo eso habria sido de unos 820 euros. Pero si a los 700 euros le sumas que en teoría tienes que pagar en la aduana cuando llegas a Europa un 19% (lo cual por supuesto intentaré evitar), la cámara te está saliendo unos 20 euros más cara en Singapur.
Total, que además de que la ventaja de precios no es ventaja ni es nada, encima tienes que estar con los nervios de que seguro que por algún lado te la van a pegar. A que no adivinan en mi caso con que me la pegaron? Exacto! Con la garantía internacional! Los dos objetivos la tienen, pero el muy capullo escondió la garantia local de la cámara entre las otras dos y luego grapo las 3 juntas. Me di cuenta de la jugada cuando estaba ya en el hostal. Di media vuelta y me eché a correr rumbo a la tienda, pero cuando llegué ya habían cerrado. Y al día siguiente por la mañana salía nuestro vuelo a Hong Kong…
Para colmo, estando en la puerta de la tienda, ya cerrada, leo un cartel con unos símbolos que me eran muy familiares. “Pero si eso está en vietnamita!” Exacto! Los dueños eran de Vietnam!!! Habráse visto un colmo mas grande! Hasta en Singapur me la pegan los vietnamitas! (ver aquí el día en el que me cogí el cabreo más grande de mi vida, en Vietnam).
En fin, si paso la aduana y si no se me rompe la cámara en un año el precio es una ganga. Además estoy muy contento con la cámara. A partir de Hong Kong las fotos son con mi nueva Nikon! Además pude vender mi camara vieja por 90 euros. Su legado quedara almacenado por los siglos de los siglos en padondeir.com. La echaremos de menos!”
Mi hostal en Singapur estaba en la Pequeña India. Se llamaba el Príncipe de Gales y era un bareto de estilo australiano con habitaciones y dormitorios comunales encima. Yo sólo me podía permitir un dormitorio comunal por 15 euros el día, que incluía desayuno. La habitación doble salía 60 euros!!!
En el dormitorio comunal coincidí con un francés, Stefan, con el que hice buenas migas. Estuve 2 noches de charla con él. Un tipo impresionante. Tenía una conversación bastante surrealista, pero el hombre, a sus 30 años había tenido más aventuras que Indiana Jones. Me contó que se le cruzaban los cables amenudo y se largaba a sitios remotos del planeta. Había estado en la India, en el Tibet, en Egipto y en Turquía, todo por libre y alejado de los sitios turísticos.
Stefan me contó que en los paises arabes se dejaba crecer la barba y se rapaba la cabeza para parecer musulmán. A la gente local les decía que era musulmán para que no se la jugaran (de musulman a musulman se tratan como hermanos y no hay trampas que valgan). Mucha gente le ponía a prueba para ver si de verdad era musulman. A veces colaba y a veces no. Cuando no colaba por supuesto tenía problemas, pero al tipo se la soplaba bastante tener problemas. Había tenido un pasado muy duro y estaba ya curado de espanto.
Al principio me pareció que todo lo que me contaba era una mecha, pero luego me di cuenta de que era imposible inventarse semejantes historias… Una de sus anécdotas fue que una vez entró a comer a un restaurante en Egipto y le quisieron cobrar más de la cuenta. Le dijo al camarero que el no era turista, que el era musulmán y que quería que le cobraran como a un musulmán. El camarero le dijo que ese era el precio para todo el mundo. El francés se levantó, salió a la calle y le contó lo sucedido a un policía, que al enterarse de que “era musulmán” se quedó escandalizado de que el dueño del bar quisiera estafarle y acompañó a nuestro amigo de vuelta al bar. Cuando llegaron, el frances le volvió a preguntar al camarero por el precio en presencia del policía y por supuesto era mucho más bajo. Pero entonces el francés va y paga lo que el camarero le había dicho al principio y dice señalando con el dedo hacia arriba “arregla tus cuentas con Alah, yo me lavo las manos”. Que bien puestos no?! ? Bueno, un saludo al colega Esteban desde padondeir.com!
Hong Kong
El vuelo a Hong Kong duró 4 horas. El segundo vuelo desde que empecé el viaje! Al contrario que entonces, esta vez me pareció un lujazo montarme en el avión, tener una pequeña tele para mí solo, que me sirvieran comida y zumo cada 2×3… En definitiva, que ojalá hubiera durado el vuelo 2 días! Por supuesto, se me hizo corto.
Cuando llegué al aeropuerto de Hong Kong, de lo primero que me di cuenta es de que no estaba en Hong Kong, sino en una isla a hora y media en bus. Llegué sin nada preparado. Ni idea de cómo se iba al centro y sin reserva de hotel. Pero no problem. En el centro de información turística del aeropuerto te cuentan todo lo que necesitas saber. Y para reservar hotel tienes los teléfonos “de cortesia” desde los que llamas gratis. La leche! Que lujazo!
De camino a la ciudad de Hong Kong pasamos por un puente inmenso que por lo visto es más largo que el Golden Gate. Otra cosa que me llamó la atención durante el trayecto fue la cantidad de viviendas por metro cuadrado que hay. Unos rascacielos de viviendas impresionantes! Luego leí que la densidad de poblacion es de 6000 personas por kilómetro cuadrado!!!
Solo estuve 2 días en Hong Kong, pero me quedé maravillado. Yo pensaba que Singapur no podía ser superada en cuanto a concentración de centros comerciales hasta que llegué a Hong Kong :-). Tanta tienda consiguió despertar mi espíritu consumista y me compré una camiseta jajaja.
Cuando cae la noche en Hong Kong la ciudad tiene un carácter muy especial. Es cuando más gente hay en la calle comprando y es cuando las letras chinas de neón empiezan a parpadear tal y como uno ha visto tantas veces en la tele o en las pelis.
Mi segundo y último día en Hong Kong lo dediqué a subir al Victoria’s Peak, la montaña que está en el centro de la isla. Se sube en una especie de tranvía directamente hacia arriba con una pendiente increíble. En la cima hay, como no, un centro comercial con una terraza gigante, desde la que se puede ver la ciudad. La vista es increíble, sobre todo cuando oscurece. Además tuve la suerte de poder ver el espectáculo de luces de las 8 de la noche, con todos esos fuegos artificiales tirados desde lo alto de los edificios. Todo un show!
[ver entrada de visita express a Hong Kong en 2015]
Y bueno, esta página del diario la estoy escribiendo sentado en la terraza de mi bungalow en Ubud, en el centro de Bali. Pero esa es otra historia y debe ser contada en otro momento 😉